A la naturalidad se llama el Camino.
El Camino no tiene nombre ni forma; es simplemente la esencia,
simplemente el espíritu primordial.
El secreto de la flor de oro es un manual profano de métodos budistas y taoístas para clarificar la mente. Destilación de los elementos psicoactivos internos presentes en los textos clásicos espirituales antiguos, describe un método natural para alcanzar la libertad mental practicada en China durante siglos.
La flor de oro simboliza la quintaesencia de las vías budistas y taoístas. El oro representa la luz, la luz de la misma mente; la flor representa el florecimiento, la apertura a la luz de la mente. Así pues, la expresión es emblemática del despertar fundamental del yo real y de su potencial oculto.
En términos taoístas, la primera meta del Camino es restaurar el espíritu primordial vinculado a la Fuente Divina y volverse un ser humano autorrealizado. En términos budistas, un ser humano realizado es alguien que es consciente de su mente original, o del yo real, tal como es en su estado natural espontáneo, independiente del condicionamiento del entorno.
Este manual contiene diversas técnicas útiles de meditación, pero el núcleo de su método es más profundo que una simple forma de meditación. Es un proceso que va directamente a la fuente que se haya en la raíz de la misma conciencia, sin utilizar ninguna idea ni imagen. El objetivo de este ejercicio es liberar la mente de las limitaciones arbitrarias e innecesarias impuestas sobre ella por la fijación habitual de sus propios contenidos. Con esta liberación, dicen los taoistas, el individuo consciente se convierte en “cocreador”, en lugar de ser prisionero de la creación.
La experiencia de la apertura de la flor de oro se compara con la luz del cielo, un ciclo de conciencia más vasto que las imágenes, los pensamientos y los sentimientos, un espacio sin obstáculos que contiene todo sin estar lleno. Así, se abre un camino hacia una fuente infinita de intuición, creatividad e inspiración. Una vez que se ha desarrollado este poder del despertar mental, se puede renovar y profundizar sin límites.
La práctica esencial de la flor de oro no necesita ninguna aparatosidad, ningún dogma filosófico o religioso, ni ninguna parafernalia o ritual. Se practica en el transcurso de la vida cotidiana. Está siempre a mano, ya que existe en la misma mente, aunque no implica ninguna imaginería ni pensamiento. Es lejana sólo en el sentido de que consiste en una utilización de la atención generalmente extraña para la mente que está habituada a imaginar y pensar.
Este es un extracto del prólogo del libro EL SECRETO DE LA FLOR DE ORO versionado por Thomas Cleary, que os recomiendo encarecidamente.
En él se dan claves precisas que nos ayudan en el camino de la autorrealización. La eséncia del trabajo interior a realizar es extremadamente similar a la corriente advaita-vedanta que es más conocida en Occidente.
El contenido de todas las corrientes que hablan del principio primordial de unidad nos invita a cambiar nuestra actitud y mirar hacia dentro, a observarnos, llegando así a adquirir un estado contemplativo que dará lugar a descubrir nuestro verdadero potencial, nuestra verdadera naturaleza.