Gracias a la práctica continuada de Qigong, sobre todo mediante las formas estáticas pues gracias a ellas vamos activando el eje energético que une la fontanela con el coxis. A medida que lo vamos desarrollando nos comenzaremos a sentir cada vez más firmes, seguros, estables, plenos, vitales, coherentes….
Si cultivamos la actitud de mirar hacia dentro estabilizaremos la postura, ya que, observandonos atentamente podremos comenzar a sentir y a desarrollar este eje energético que nos va a llevar a poder vivir desde una profunda conexión interna, dando lugar a potenciar nuestra capacidad, fuerza, plenitud, paz interior….
Al activar este eje al que denominamos Canal Central, según el Tao, nos estamos uniendo al Cielo, cuya manifestación nos lleva a la inspiración, belleza, armonía y a la Tierra, que nos conduce a sentirnos con arraigo, seguridad, fuerza, voluntad, poder personal, capacidad. Así pues, cuándo unimos y estabilizamos estos dos factores inevitablemente vamos hacia dentro, hacia el Ser, es decir, hacia nuestro aspecto mas profundo, sintiéndonos más nosotros mismos y cuanto más se vive desde este ir hacia dentro más uno mismo es, más auténtico es, más unificado está puesto que la conexión con el yo profundo, es el yo que nos hace sentir llenos de paz y armonia, pues es el que nos da la capacidad de plenitud, al ser uno mismo, sin máscaras ni autocensuras que nos limitan.
Así pues Uniendo Cielo y Tierra, es decir, desarrollando el Canal Central, activamos la conexión con nuestro aspecto más profundo y esto inevitablemente nos hace vivir en un estado de calma, de seguridad, de positividad y de fuerza interna.
Dado que vivimos en una sociedad en la que el estrés, la ansiedad y demás estados negativos están muy presentes aquí cito un párrafo de un libro de Antonio Blay, llamado Conciencia Axial, que define muy bien la implicación de positividad que implica vivir desde nuestro centro, nuestro Canal Central.
“el estado negativo no es algo que hay que eliminar; solamente hay que dejar que lo positivo aparezca y se exprese, de la misma manera que la oscuridad no es algo que hay que sacar, sino que tan solo hay que permitir que entre luz, y, así, la oscuridad desaparece, porque la oscuridad nunca fue nada. Asimismo, los estados negativos nunca han sido nada, son meros fantasmas en mi mente, fantasmas que yo tomo por realidades absolutas y que, por este motivo, me asustan a mí mismo; ello es debido a que me he desconectado de mi eje central, de lo que es mi Ser de verdad, y por lo tanto íntegramente positivo. En mi Ser no hay nada absolutamente donde pueda entrar el temor, la inseguridad, la angustia, el miedo. Todo esto son productos de mi mente”.
La mayoría de las personas vivimos en la mente y por lo tanto nos identificamos con los miedos y de ahí surge la angustia, depresión… sin embargo si podemos conectarnos con nuestro Yo profundo, con nuestra verdadera naturaleza que es esencialmente positiva, el miedo y todos sus derivados cómo la ansiedad se disipan. Nuestra realización y felicidad dependen de cuánto estemos conectados a nuestra Esencia.
La práctica de Qigong es una vía hacia esta conexión directa puesto que nos ayuda a aparcar la mente y a sentirnos profundamente, por ello implica un cambio de actitud en la vida hacia la positividad y la plenitud del Ser.
El Centro, el Eje de nuestra vida, la Columna que une Cielo y Tierra.
Susanna Ruiz.